Me gusta cuando se le
da la vuelta a un hecho, que puede ser normal o incluso un poco negativo, y se
convierte en un momento divertido. Esta es una tarea propia de aquellos que dominan la comunicación y que, como hemos visto en distintos anuncios, ha resultado muy efectiva para cientos de marcas.
Aunque, personalmente, MÁS aún me gusta, cuando esto ocurre de forma natural.
Aunque, personalmente, MÁS aún me gusta, cuando esto ocurre de forma natural.
Os cuento aquí un
momento divertido, de esos que antes de darle una vuelta, estaba siendo motivo de queja y que ha pasado a convertirse en uno de los momentazos del verano.
La Thermomix cada vez
hace más cosas y menos ruido. En estos días de verano vivimos 18 en la misma
casa. La Thermomix nos resuelve desde el zumo mañanero hasta los cocktails de
la noche. Lo que implica que está continuamente en funcionamiento... con el
"agradable" ruido de fondo. Y también hay que tener en cuenta que en
esta casa, la cocina es el centro de reuniones y paseos. Cuando nos empezaba a
incomodar el tema del ruidito y hasta los niños se quejaban, a alguien se le
ocurrió la genial idea de que teníamos que bailar cada vez que sonora la
Thermomix. (Algo parecido al clásico
juego de la estatuas) Imaginaros qué risa, el invento del verano. Ahora
los niños piden "qué suene la Thermomix" o "que pongan más alta
la Thermomix" y hasta el abuelo baila cada vez que suena.
Una anécdota muy gráfica
que refleja la fuerza que tienen per se las ideas positivas, que siempre serán
mi apuesta primera a la hora de comunicar.
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