En un primer momento, me convencía esta clasificación hasta que, leyendo otros comentarios, he dado con uno que, en contraposición, explica que las marcas blancas también venden historia, se trata de una historia más profunda: de confianza, relación y conocimiento.
El boom de las marcas blancas comenzó en el 2001, pero hasta el momento, los grandes distribuidores como Carrefour , ya contaban con un hueco en la vida de muchos hogares. Las amas de casa, que son quienes pricipalmente se encargan de esta tarea, con el paso del tiempo y la frecuencia en la compra y visita a estos establecimientos, van estableciendo una relación con el distribuidor, hasta que este, no se conforma con ser sólo un distribuidor y decide también ofrecer productos.
Considero que los distribuidores que tienen una estrategia de lanzar productos de manera competitiva y atrayente para el consumidor, han sabido gestionar y sacar partido a la relación que mantenían con el cliente. Ampliándola y pasando de ser marcas blancas a marcas marcas.

Se necesitán ideas y argumentos brillantes, productos prácticos o emocionales. Siempre: conocimiento del público, innovación en la forma y en el fondo.
A pesar de ser una amante de las marcas blancas, si entramos en la famosa guerra entre ellas vs las marcas del fabricante, yo me quedo con aquella que conecte más conmigo.
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